lunes, 29 de octubre de 2012

Perfil del Docente del Nivel Inicial.


Perfil del docente del nivel inicial:


  • Gozar de buena salud física y mental, ya que el trabajo con preescolares exige una actividad continua y además deben enfrentar múltiples reacciones.
  • Comprender y respetar al niño como persona.
  • Ser responsable y segura de sí misma.
  • Actuar dentro de un marco de tranquilidad y respeto.
  • Estabilidad emocional que se proyecte en sus relaciones interpersonales.
  • Ofrecer una imagen agradable, limpia y cordial.
  • Apertura al cambio.
  • Poseer hábitos, habilidades y destrezas.
  • Respetar la iniciativa de los niños.
  • Tener la sensibilidad que le permita descubrir y aprovechar las potencialidades del niño.
  • Valorar la importancia que esta etapa tiene en la formación del ser humano.
  • No olvidar que la educadora es un ejemplo conductual, como persona y como profesional en la comunidad:

Capacidades o características personales:

  • Afectiva, alegre, cordial y cálida.
  • Capacidad para enfrentar con calma y buen humor los acontecimientos diarios.
  • Dominio de la voluntad. Conocimiento de sí misma y de los móviles que la puedan llevar a actuar de una u otra manera.
  • Capacidad creadora, innovadora, no atada a estereotipos.
  • Capacidad de adaptación y disponibilidad al cambio.
  • Capacidad para enfrentar situaciones y resolverlas criteriosamente.
  • Comprometida con los alcances éticos y sociales de su profesión.
  • Participativa, cooperativa y democrática.
  • Tener equilibrio y coherencia en la utilización de los criterios para el desarrollo de la tarea.

Capacidades profesionales:

  • Conocedora de los procesos de crecimiento, desarrollo y maduración de los niños y saber ubicarse en la perspectiva del niño.
  • Respetuosa del niño en particular y favorecedora de la interacción.
  • Conocedora de las características socioculturales de la comunidad a la que presta servicios (atento a los cambios de actitudes de niños y familias).
  • Reactualización psicológica/pedagógica permanente.
  • Reflexiva de su propio accionar.
  • Capacidad de establecer relaciones entre teoría y práctica.
  • Sostenedora de los roles y funciones: ubicada en el ambiente de trabajo en relación a los demás.
  • Estimuladora, creadora, aprovechadora de cada momento para propiciar nuevos aprendizajes.
  • Armonizadora de los ritmos y funciones vitales de los niños
  • Capacitada para conformar grupos de trabajo interdisciplinario
  • Conocedora de la importancia de la evaluación en proceso como herramienta para optimizar la práctica educativa
  • Claridad de criterios para plantear los reajustes convenientes.

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